Blog: «Un presupuesto a la altura de nuestras ambiciones» - speech given at the conference "Shaping our Future" (8.1.2018)

Met dank overgenomen van G.H. (Günther) Oettinger i, gepubliceerd op vrijdag 16 februari 2018.

El marco financiero plurianual (MFP) para la próxima década, por lo tanto, no es más que una parte de los instrumentos que la UE tiene a su disposición para modelar el futuro. Pero es una parte importante. Como en el caso de la comunicación y las reglas, los recursos financieros nos permiten marcar el rumbo de Europa en la próxima década sobre la base de la solidaridad entre los 27 Estados miembros de la Unión Europea.

Pero antes tenemos que dar respuesta a preguntas cruciales, de dos tipos: las materiales y las formales. Hoy me gustaría presentarles una docena de posiciones provisionales, que se están debatiendo actualmente en la Comisión Europea, y pedirles que nos digan qué les parecen. Todas ellas son provisionales y, si tienen mejores argumentos o ideas, estaremos encantados de oírlos y de incorporarlos a la propuesta de la Comisión prevista para mayo de este año.

(Dos carencias financieras)

Tenemos dos lagunas en materia de financiación: una en la parte de los ingresos y otra en la de los gastos del presupuesto. La de la parte de los ingresos se debe al hecho de que, lamentablemente, el Reino Unido va a abandonar la Unión Europea. Perdemos un contribuyente neto, lo que significa que, tras un período transitorio, que está negociando actualmente Michel Barnier, nuestro negociador jefe, nos enfrentaremos a una brecha financiera estructural estimada entre 12 000 y 13 000 millones EUR anuales. Además, nos encontramos con una laguna en la parte de los gastos, ya que tenemos que asumir cada vez más cometidos nuevos que no pudieron preverse en su totalidad en los ejercicios 2011, 2012 y 2013, y que o bien es mejor abordarlos a escala europea, o la única forma de atenderlos es a escala europea: la lucha contra el terrorismo, la seguridad interior y exterior, el control de fronteras, invertir en el ámbito de la defensa y la investigación sobre defensa en interés de nuestros contribuyentes y ciudadanos, así como grandes proyectos de investigación para mejorar nuestra competitividad en la era digital. Todo esto hay que financiarlo.

(Colmar las dos lagunas: ahorros y nuevos fondos)

Ahora llegamos a la cuestión de cómo colmar estas dos lagunas. Nuestras posiciones al respecto son aún provisionales, pero me gustaría presentárselas hoy a ustedes, para que sepan qué dirección nos gustaría tomar.

«La brecha que deja el Brexit puede colmarse con un planteamiento al 50 por ciento. Esto significa que el 50 por ciento debería cubrirse con un ahorro en la actual estructura presupuestaria recortando programas existentes, y el otro 50 por ciento debería proceder de nuevos fondos».

Por lo que se refiere a los nuevos cometidos que vienen a sumarse a lo que ya hemos hecho anteriormente, yo propondría un coeficiente 20:80, es decir, 20 % de ahorro y 80 % de nuevos fondos.

Yo creo que esto se justifica porque a los Estados miembros les interesa que desempeñemos estos cometidos, contribuyendo con ello a que ahorren, por ejemplo, en el caso de la investigación en materia de defensa. Sé que a algunos de ustedes 80 o 50 por ciento de nuevos fondos puede parecerles mucho, para otros, no será suficiente.

Para lograr un acuerdo sobre el marco financiero plurianual necesitamos la unanimidad. Necesitamos el acuerdo de 27 gobiernos -27 ministros de Asuntos Exteriores y 27 ministros de Finanzas- y, para la decisión sobre recursos propios, necesitamos también el acuerdo de los Parlamentos a nivel nacional. Todos ellos tendrán que llegar a un acuerdo. Por esta razón, les pido a ustedes y a todos los Gobiernos y Parlamentos que sean flexibles. Si no hay un margen de maniobra, no llegaremos a un compromiso y no habrá marco financiero plurianual. Pero si somos capaces de lograr el acuerdo, sería un signo claro de buena gobernanza, especialmente si se produce en el momento en que el Reino Unido abandone la UE. Podría también ser una sorpresa para nuestros amigos de Asia y los Estados Unidos, y para los Sres. Erdogan, Putin o Trump, que seamos capaces de actuar y al mismo tiempo ser democráticos y decidir por unanimidad. Siendo flexibles, hay margen para el compromiso.

También creemos que los nuevos cometidos no deberían financiarse con deuda. Como principio rector desde su creación, la UE no está autorizada a gestionar deuda. No tenemos deuda y no deberíamos tenerla en el futuro. Pregúntenle a la gente, en Berlín, en Stuttgart, en Viena, en París o en Roma, cuál es su nivel de deuda pública. El nuestro es cero.

(Recortes en el presupuesto de la UE)

Si queremos colmar las dos lagunas, habremos de hacer recortes en alguna parte. Por eso hemos realizado un «análisis de gastos», en el que hemos examinado la eficiencia de todos los programas en curso. Tenemos que recortar en la mayoría de los programas, sin por ello degradar nuestras políticas existentes. ¿Qué significa esto para la Política Agrícola Común (PAC) y para la política de cohesión? Que siguen siendo importantes en el próximo marco financiero plurianual, con una cuota de aproximadamente un 30 % del presupuesto. En la actualidad, tienen una cuota superior al 35 %.

«Hay dos programas que querríamos dejar al margen de cualquier tipo de recorte porque están estrechamente relacionados con la juventud y con nuestro futuro. Se trata, por un lado, del programa Erasmus + para los jóvenes. Queremos que más jóvenes, ya sean estudiantes, profesores o trabajadores, viajen por Europa y conozcan la cultura, los idiomas y los mercados de trabajo de nuestros países. Por lo tanto, necesitamos más dinero para Erasmus +, no menos. Y lo mismo ocurre con nuestro programa de investigación ‘Horizonte post-2020’.»

También me gustaría proponer una nueva rúbrica en el presupuesto de la UE al respecto: «Futuro, Innovación y Juventud». Si nos fijamos en las estructuras presupuestarias nacionales en los Estados miembros, sus partidas son fáciles de entender. Tienen nombres como «Cultura», «Infraestructuras», «Bienestar», «Medio Ambiente», «Defensa». Nuestras cinco rúbricas se llaman rúbrica 1a, 1b, 2, 3, 4, y 5. Hay muy poca gente en estos momentos que sepa qué se esconde detrás de esos nombres. Estoy convencido de que tenemos que conseguir que todo el presupuesto sea más fácil de entender para un público más amplio. Las rúbricas deben indicar claramente las políticas y objetivos. «Futuro, Innovación, Juventud» podría englobar Erasmus +, Horizonte, nuestro Cuerpo Europeo de Solidaridad y todos los demás proyectos relacionados con la juventud y la innovación.

(Valor añadido en el presupuesto de la UE)

«También estamos resueltos a no incluir en el futuro marco financiero más que programas o proyectos con un claro valor añadido europeo. No se gastará un euro si no se cumplen los criterios pertinentes.»

Este punto es fundamental para mí. Creo en la subsidiariedad y, en mi opinión, la Unión Europea tiene que aportar un claro valor añadido europeo. Somos nosotros los que tendremos que discutir en las próximas semanas cómo definir este término con más precisión desde el punto de vista político y jurídico. En algunos casos, el valor añadido europeo es más evidente que en otros. Primer ejemplo: imaginemos la electrificación de una vía férrea transfronteriza desde el Mar Negro a lo largo del Danubio. Este es un claro ejemplo de valor añadido europeo, ya que facilita la movilidad y las infraestructuras transfronterizas. Segundo ejemplo: Para investigar y ser competitivos frente a otras regiones del mundo, nuestra comunidad investigadora necesita tal vez tres superordenadores en la Unión Europea que se encuentren entre los diez primeros del mundo, no 27 superordenadores distintos. Este también es un claro ejemplo de valor añadido europeo.

(Valor añadido de la UE: diferencia en PIB per cápita)

En el tercer ejemplo, voy a ser provocador: ¿Qué les parece financiar un ferrocarril en Bulgaria, que vaya de Sofía a las zonas rurales? ¿Tiene también valor añadido para la Unión Europea? ¿O solo para Bulgaria?

En mi opinión, deberíamos fijarnos en el PIB per cápita. El PIB medio per cápita a nivel mundial es de 16 000 EUR anuales. En la Unión Europea es de 25 000 EUR per cápita. En Luxemburgo es de 103 000. En Irlanda, 62 000, en Suecia, 52 000, en Alemania, 42 000, en Francia, 38 000, en Bulgaria, 7 000. O sea, que en la Unión Europea tenemos un PIB mínimo de 7 000 y un PIB máximo de 103 000. Esta diferencia en el PIB per cápita desgarra la familia europea. Por lo tanto, tenemos que acortar esas diferencias; no reduciendo el nivel de Luxemburgo, sino aumentando el de Bulgaria.

Quienes mejor saben lo eficaz que puede resultar la política de cohesión son los nuevos Estados miembros. Su desarrollo económico es impresionante y, algunos de ellos, se han acercado a la media de la UE. No sé si seguiremos necesitando la política de cohesión en 2050 pero desde luego sí que es necesaria en la próxima década, si queremos seguir siendo competitivos y actuar con sensatez.

¿Por qué? Déjenme ponerles otro ejemplo: la ciudad de Görlitz, en la frontera entre Polonia y Alemania. Para mí, Görlitz es «la» ciudad europea. Perteneció a Bohemia en el reinado de Karl IV, también a la casa de Luxemburgo, después fue alemana y luego se dividió en dos partes: una, polaca, y otra, alemana. Tras la reunificación de Alemania, durante más de 14 años, Görlitz recibió una ayuda financiera sustancial del Oeste, lo que hizo que la zona floreciera, desde 1990 hasta 2004. La parte oriental de Görlitz en Polonia no se financió con la política de cohesión de la UE hasta que Polonia ingresó en la Unión. Desde entonces ha mejorado considerablemente, pero todavía necesitará fondos de cohesión durante algunos años para que lo que se comenzó pero todavía no se ha terminado no se destruya ni dañe. Görlitz pone de manifiesto que la política de cohesión da resultados, y que cuesta algún tiempo que los dé.

(Los presupuestos son siempre transferencias financieras)

Señoras y señores, creo que países como Bulgaria deben seguir beneficiándose de transferencias financieras inteligentes. En Alemania, el término «unión de transferencias» se percibe de forma más bien negativa. Yo estoy a favor de las transferencias inteligentes. Cualquier presupuesto local, regional o nacional se basa en buena medida en transferencias de una parte a otra. Haré todo lo posible para que el concepto de contribuyente neto no se apodere de nuestro debate. ¿Saben quién es el mayor contribuyente neto? No es Alemania. Es Luxemburgo, si se mira desde la perspectiva per cápita. Los alemanes creen que son los mayores contribuyentes netos, pero no es así. En términos de PIB per cápita, es Luxemburgo, y después van Bélgica y Dinamarca, por ese orden. Y además, verán que al menos un 70 % del gasto de cohesión que se destina a los nuevos Estados miembros retorna a la economía alemana a través de los pedidos a la industria alemana en todos los sectores.

Debemos dejar claro que el argumento fácil y populista que divide el mundo en contribuyentes netos y receptores netos no se sostiene si se tiene en cuenta todo lo que se recibe a cambio. En Europa, todos nos beneficiamos de las mismas normas en nuestro mercado interior, más los mercados de Suiza, Noruega y los Balcanes asociados. Por eso reclamo una definición inteligente de lo que se entiende por beneficiario.

(No financiar los nuevos cometidos a costa de los antiguos)

A continuación se plantea la cuestión de los gastos tradicionales y los nuevos gastos.

«Si van ustedes a financiar lo que hacemos en migración recortando la política de cohesión, van a dividir aún más a la familia europea. Y bastantes divisiones hemos tenido ya ...»

Tenemos que ser más inteligentes que eso. Podemos hacer recortes razonables — tal vez del 5 al 10 % — pero también necesitamos nuevos fondos para afrontar la migración, la gestión de las fronteras y la política de desarrollo.

Europa sigue siendo atractiva. Y lo digo sin arrogancia. En cuanto a nivel de vida, democracia, derechos humanos, seguimos siendo atractivos, sobre todo si nos comparamos con nuestro entorno, que es bastante inestable. Grecia, Bulgaria, Italia y España tienen una inestabilidad considerable en su entorno inmediato. Esta es la razón por la que el Mediterráneo y Oriente Próximo son nuestra responsabilidad común, nuestro destino común. Ahí tenemos que trabajar juntos. Eso es lo inteligente.

Señoras y señores:

«No necesitamos el 2 % del PIB europeo. Solo un poco más del 1 %. Yo diría, que el 1,1x %.

Un poquito más del 1,1 %. Ayúdenme a defender este argumento. Ayúdenme a llegar a sus parlamentos nacionales. De 100 euros de su nómina, una media de 50 euros es para Hacienda. De los 50 euros que se deducen a los contribuyentes europeos, solo un euro se destina al presupuesto de la Unión Europea. El resto se queda en los Estados miembros, a nivel nacional, regional y local. Cuando hablan ustedes de una «Europa a régimen», algo a lo que son favorables mis amigos bávaros, deberían recordar que el presupuesto de la UE sólo representa un euro de cada 50. No se puede hacer gran cosa con menos.

O sea, no estoy hablando de aproximadamente un 2 % del PIB de la UE, solo del 1,1x%. Eso es lo que pretendo. Y he estado visitando muchas capitales para defender esta causa y haciendo lo imposible para convencer a todos ahora y lo haré en mayo cuando hagamos la propuesta formal.

(Línea presupuestaria para la zona del euro en el presupuesto de la UE)

Algunos han estado considerando la idea de un presupuesto de la zona del euro. Esta idea data ya de 2011. En aquel momento quizá fuera adecuada pero se ha quedado obsoleta. En 2011, de los 28 Estados miembros de la UE, 17 pertenecían a la zona del euro. Ahora estamos hablando de 19 de lo que pronto serán 27 Estados miembros. Y nuestros amigos búlgaros y otros trabajan con ahínco para ingresar en la zona del euro. Una vez que el Reino Unido nos haya dejado, los 19 países de la zona del euro representarán el 85 % del PIB de la UE. ¿Debemos excluir al 15 % restante? No, yo creo que no. Y por eso tiene que haber una línea presupuestaria de la zona del euro en un presupuesto común, y por eso no necesitamos un presupuesto aparte de la zona del euro.

(Recursos propios de Monti y propuesta de Oettinger relativa al impuesto sobre el plástico)

El Grupo de alto nivel de Mario Monti ha estado estudiando posibles nuevos recursos propios. Y en la actualidad estamos estudiando qué es lo que podríamos incluir en nuestra propuesta. Ese Grupo de Alto Nivel tenía 3 representantes del Parlamento, 3 representantes de la Comisión y 3 representantes del Consejo. Y decidieron por unanimidad. Por eso mi mensaje a los Estados miembros será el siguiente: No la dejen de lado y la tiren sin más a la papelera. Es algo que se ha acordado por unanimidad. Entre las ideas que estamos considerando, yo mencionaría que la protección del clima es una tarea europea, puesto que tenemos unos objetivos claros de la UE de reducción del CO2. En París hablamos al unísono. El Régimen de Comercio de Derechos de Emisión (RCCDE) es una política europea. La única parte no europea es el hecho de que los ingresos procedentes del RCDE va a los presupuestos nacionales. Creo que sería lógico que lo que se obtenga de nuestra política de protección del clima, a partir de lo que se acordó en París y en Marrakech y lo que hacemos con el RCDE, debería realmente ir al presupuesto europeo.

Otro ejemplo: Un tema fundamental de la política de medio ambiente son los residuos plásticos. Tenemos demasiados envases y residuos plásticos, y contaminan nuestros mares y océanos. Y a principios de año, China ha cerrado su mercado, porque ya no necesitan el plástico como insumo. Antes, con nuestro plástico y residuos sintéticos hacían juguetes.

«Por tanto, se plantea la cuestión de si no deberíamos gravar muestra producción de plásticos y fibras sintéticas».

Sería un instrumento que podría ayudar a orientar las políticas de los Estados miembros. Algunos de ellos lo están haciendo, pero no todos, por lo que corremos el riesgo de encontrarnos con un mercado fragmentado. Y en el mercado interior de bienes, importaciones y exportaciones de Europa, necesitamos un enfoque común. Así pues, esta podría ser una opción para obtener nuevos ingresos en la UE.

(¿El MFP será de cinco o de siete años?)

A continuación, tenemos que decidir cuánto tiempo debería estar vigente el marco financiero. ¿Cinco años o siete? Hemos estudiado todas las opciones: ¿Deberíamos ampliarlo 2 años por la salida del Reino Unido y el mayor gasto? El Consejo quiere que optemos por los siete años, el Parlamento, por cinco, para así adaptar el ciclo financiero y el democrático, ya que, después de todo, el Parlamento y la Comisión tienen mandatos de cinco años. Ahora bien, si la Comisión Juncker presenta una propuesta que tendrá que tramitar la próxima Comisión y si el Parlamento actual aprueba un presupuesto con el que tendrá que funcionar el próximo Parlamento, tampoco será muy democrático. Por tanto, propongo que por última vez tengamos un marco de siete años al que luego sigan marcos financieros de cinco años, en consonancia con el ciclo democrático de los mandatos del Parlamento y de la Comisión. Siete años en este momento podrían servir de puente hacia un sistema más democrático, que pasaría a ser de cinco años.

Un par de cosas sobre las correcciones. Si acabamos con el «cheque británico», que es la madre de todas las correcciones, deberíamos adoptar también la misma política en otras situaciones. ¡Basta de correcciones! Se reduciría así la burocracia y desde luego que propondremos que ya no haya correcciones en el nuevo MFP.

En cuanto a lo que el Sr. Arthuis llama la «galaxia», es decir, las finanzas de la UE más allá del marco financiero plurianual y el presupuesto de la UE, la soberanía presupuestaria es una responsabilidad muy importante para un Parlamento Europeo. Y también creo que es legítimo preguntarse qué instrumentos financieros actuales fuera del presupuesto de la UE deberían integrarse en el presupuesto. El Fondo Europeo de Desarrollo es un ejemplo destacado.

Cuando se discuten los recortes presupuestarios, debemos examinar también la actual línea presupuestaria 5: gastos de personal y administración. Este tema no se puede eludir. Como comisario de presupuesto y personal, mi petición es la siguiente: en los últimos 5 años, la plantilla de nuestra Comisión se ha reducido un 5 %. Pero hay un límite a lo que es viable, a lo que se puede hacer. Así que, por favor, asegúrense de que la Comisión siga pudiendo actuar, de que tenga personal suficiente. Cuando disminuya el número de Estados miembros, tal vez tengamos que reducir los efectivos, pero déjennos trabajar los próximos años con un número de personal estable para luego, cuando veamos hacia dónde vamos, hacer las reducciones apropiadas y sensatas en la plantilla de la Comisión, puesto que el Reino Unido ya no será miembro de la UE.

(Calendario tras nuestra propuesta)

Una última observación. ¿Cuál debería ser el calendario para la adopción de nuestra propuesta? Permítanme volver la vista atrás. En junio de 2011, el Presidente de la Comisión formuló su propuesta, pero desde entonces no ha pasado gran cosa. En mis anteriores funciones como primer ministro de Baden-Württemberg en Alemania también fui responsable del presupuesto. En septiembre presentábamos nuestro presupuesto para el ejercicio siguiente. En la UE, generalmente lo hacemos a finales de diciembre del año anterior. Entonces, ¿nos puede alguien explicar por qué el marco presupuestario para la próxima década debería decidirse tan pronto? Esto solo tiene lógica si luego no se guarda en un cajón y no se debate adecuadamente hasta mucho más tarde. Nuestros socios necesitan seguridad jurídica y financiera. Es evidente en todos los programas de gasto, en particular por lo que se refiere a Horizonte post-2020, la PAC y la política de cohesión. Las partes interesadas quieren saber a qué atenerse, en cuanto sea posible, y cuán grandes van a ser los recortes. Pero la propuesta de la Comisión Barroso no se adoptó hasta diciembre de 2013. ¿Por qué? Voy a serles sincero: porque no era una prioridad para el Consejo, se acercaban las elecciones alemanas y la gente empezaba a movilizarse. Tal parece ser la importancia que tiene para algunos el presupuesto europeo. Con todo respeto, me gustaría preguntar a los gobiernos cuándo tienen previsto adoptar el presupuesto europeo. ¿Estarán preparados para empezar a debatirlo en mayo de 2018?

Tenemos el sexto MFP. El primero comenzó en 1988. Las conversaciones sobre el presupuesto nunca se interrumpieron por las elecciones europeas, salvo una vez. En 1999, el presupuesto para 2000-2006, pero en aquel momento el Parlamento Europeo no desempeñaba un papel decisivo en materia de presupuesto de la UE. Pero ahora no hay duda de que sí. Así que hay dos posibilidades. La primera sería presentarlo, a ver qué pasa. Entonces es muy probable que tengamos una campaña electoral entre los principales candidatos, uno que promete «un paraíso con más dinero» y el otro «menos gasto, el menos dinero posible para Bruselas». Es fácil predecir qué es más atractivo y, por lo tanto, qué es probable que ocurra. Una vez que el Parlamento asuma su mandato, escuche a los 27 nuevos comisarios, y tengamos una nueva Comisión, entonces algunas de nuestras propuestas tendrán que ser modificadas y, a continuación, la Comisión presentará una nueva propuesta. Y volveremos a estar en la misma situación, en diciembre de 2020, sin haber aprendido de los errores de la última ronda.

Por esta razón, estoy a favor de la buena gobernanza: la presentaremos en mayo y corresponderá a la Presidencia búlgara y a nuestros amigos austriacos y rumanos asumirla inmediatamente e incluirla en el orden del día del Consejo Europeo a tiempo. Si empezamos a discutirla en febrero y es una prioridad, podremos, así lo esperamos, cerrar las negociaciones en Sibiu en mayo de 2019. Si lo logramos, enviaríamos un claro mensaje al mundo: Europa es capaz de actuar e incluso de llegar a la unanimidad.

Así pues, estos son los mensajes principales: seguridad, solidez económica, competitividad, solidaridad y sostenibilidad. Solo gastaremos dinero si podemos demostrar que aporta valor añadido. Y esta es la disposición con la que vamos a pedir a los Estados miembros que nos den dinero: para aplicar políticas con valor añadido europeo.